Es como estar perdido en un bosque, sin orientación ni concepción de los puntos cardinales. El Sur es el Norte o ¿es el Este?, o ¿el primero es el Oeste y el segundo, el tercero? Un enredo. Todo es confusión.
Caminas por instinto, ves árboles que te parecen conocidos. Las estaciones se repiten en los mismos lugares dónde las viviste. Tu mente es la que mira, ve y observa. Tus ojos ya no sirven, no funcionan como antes, te engañan y y caes. Pero, ¿cómo no caer?
En fin, ni siquiera son confiables para reconocer a quién amas.
La incoherencia domina tu ser.
Lo único real es el dolor al caminar, al moverse. Tus arrugas son las que definen tu edad. La debilidad es cada vez más fuerte, al igual que la profundidad que inunda tu mente.
Suerte.